14/9/09

Una pequeña chapuza sueca

Como era de esperar ayer, el único día en que podría haber pajareado decentemente, por la tarde se puso a llover con ganas (y hoy hace sol; qué raro...). De modo que lo único que hice fue dar un breve paseo con Jordan hasta el molino entre chaparrón y chaparrón; y coincidió que vimos una cigüeña blanca Ciconia ciconia. Desde luego yo no contaba con ello, pero por lo visto no es tan raro... Os cuento:
Escania ha sido siempre un lugar tradicional de nidificación de las cigüeñas, pero siguiendo el patrón general en toda Europa, sus números fueron decreciendo hasta que se extinguieron en los años 50. Cuando en los 80 la tendencia poblacional de las cigüeñas europeas dio un vuelco y empezó a aumentar, muchos países que habían perdido estas bonitas aves decidieron acelerar la tendencia e iniciar programas de reintroducción. Suecia fue uno de ellos, y (sin pensarlo mucho, según parece) en 1989 se soltaron los primeros animales, procedentes de un stock de cigüeñas argelinas mantenido en cautividad en Holanda. Sin embargo el instinto migrador de estas aves, acostumbradas al cálido ambiente norteafricano, está muy atenuado; y resulta que en invierno tendían a quedarse por la zona. Por supuesto cada año el “cálido” invierno sueco se cargaba a más de la mitad, de forma que a mediados de los 90 el programa comenzó a trabajar con aves polacas que, éstas sí, migraban cuando les tocaba. A mayores, recientemente han comenzado a llegar y a instalarse por sí mismas cigüeñas 100 % salvajes, siguiendo el proceso de rápida recolonización que está llevando a cabo la especie; demostrando de nuevo que la mayoría de los programas de reintroducción, además de costosos, son bastante innecesarios.
En cualquier caso, y siendo las cigüeñas animales de vida larga, varias de las argelinas y sus descendientes siguen merodeando por Escania, y no debe de ser tan anómalo según me han contado verlas por aquí. Pues nada, misterio resuelto :-)

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