8/8/10

¡Que viva el verano!

Arriba en la foto se ve el paseo de madera que se adentra en el Báltico desde la orilla de la playa de Lomma, uno de mis destinos pajareros del año pasado (I y II). Sin embargo ayer por la tarde el ambiente era bien distinto del de mis visitas precedentes, y como en vez de soplar un viento gélido digamos que (para los estándares suecos) hacía calor, pues no fuimos de pajareo...

... sino ¡de playa! ¿Quién me iba a decir a mí que finalmente este año sí que me bañaría en el mar? ¿Y quién que eso iba a suceder en Suecia...? Objetivamente de mérito tiene poco, la verdad, ya que en esta zona el Báltico tiene de mar sólo el nombre, y sus aguas casi laguneras están más calientes que las de cualquier playa gallega por estas fechas.

Además cubrir, lo que se dice cubrir... Por la rodilla me llegaba el agua tras recorrer mar adentro el centenar largo de metros de la pasarela; y todavía había que caminar bastante más (pero bastante más) para poder nadar sin tocar el fondo con las manos.
El agua estaba poco animadilla... Lo más interesante eran los tallos sueltos de Zostera que el mar comenzaba a arrojar a las costas; preludio de los montones marrones que colman la playa en otoño. Agarrados a estas balsas se dejaban llevar pequeños crustáceos y otros bichillos curiosos de ver.

Queda constancia en la foto de que en Suecia también hay chiringuitos... Por la zona había unas cuantas autocaravanas de suecos y alemanes, disfrutando del paraíso tropical que es la costa de Escania.

Y para acabar Daniela y Martin, mis amigos y hospedadores estos dos meses.

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