3/9/11

Apuntes pajareros

El suelo bajo los árboles de Ciudad Universitaria brilla estos días con un verdor desacostumbrado: no es el de la hierba, agostada por lo demás; sino el de decenas y decenas de cotorras argentinas, afanadas en la búsqueda de piñones y otras semillas. No sé si se están concentrando aquí aves provenientes de otros puntos de Madrid o si es que realmente este año ha sido especialmente bueno para la especie, pero lo cierto es que el número de aves es anormalmente elevado. Y todavía no me acostumbro a ver un montón de loros verdes a pocos pasos de mí, mezclados con las palomas.
Por lo demás, ayer los papamoscas cerrojillos estaban por todas partes, “saludándose” unos a otros de árbol en árbol con ese estirar de alas reflejo que hacen cuando están posados, que parece que levantan un brazo. Y se les unieron otros visitantes poco habituales: una bandada de abejarucos, que echó un rato trinando sobre el jardín frente a la Facultad antes de seguir rumbo sur. Hoy ni unos ni otros; solo las cotorras, aguantando la lluvia… la primera del otoño.

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