21/10/11

Miedo, lo que se dice miedo...

Ayer vinieron a pasar unos días un buen puñado de amigos de Jaime; que no solo nosotros recibimos visitas en Escocia. Y acoplándome con total descaro a sus planes, por la noche nos apuntamos a un tour turístico “de miedo” por los lugares “más terroríficos” de la ciudad. Darse una vuelta por Edimburgo de noche es toda una experiencia, porque incluso un día entre semana como ayer hay tanta gente apuntada a los tours de una u otra empresa que casi están las calles más animadas que durante el día. Los hay de todas clases: grupos enormes o personalizados, guías caracterizados al detalle (de enterradores, de vampiros...) o perrofláuticos perdidos, en todas las lenguas imaginables...
El nuestro, desgraciadamente, resultó bastante soso. Un poco por culpa mía, ya que no es lo mismo ir de nuevas que que alguien te cuente tres chorradas de sitios por los que pasas a diario y estás aburrido de ver; y bastante por las poca convicción que ponía el hombre en las historias que contaba: la mayoría poco creíbles, y alguna que insultaba directamente a la inteligencia. Y miedo, por así decirlo, más bien poco. A morir congelados si acaso, con la rasca que hacía. Más que por las sensaciones, alguno de estos tours merece la pena porque te permite visitar lugares normalmente cerrados al público. Pero ya quedará para otra ocasión; imagino que con otros visitantes ;-)

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