1/12/13

"Bastantidad", mediocridad y santidad

Me mandaba Aída hace unas semanas este vídeo que ahora os pongo aquí, tras pensármelo unas cuantas veces:
Os lo resumo brevísimamente, por si en el futuro deja de estar disponible: Rafael Santandreu, autor de El arte de no amargarse la vida, da con la clave de la felicidad: el ser humano, que tiene una capacidad de querer infinita, vive en un mundo en el que incluso las mejores cosas son terriblemente limitadas. Ni el mejor trabajo ni el mejor coche, ni el mejor viaje ni el mejor perro, ni los mejores amigos ni la mejor pareja; dejan de ser limitados, y no consiguen satisfacer las ansias humanas de plenitud. Santandreu nos dice pues "entra en la filosofía del bastante": no es la mejor casa, pero me llega para dormir cómodamente. No es el mejor trabajo, pero me da para vivir. No es el mejor perro, pero... podría ser peor, ¡podría ser un gato! Reconoce que nunca vas a ser plenamente feliz, para olvidarte de ese ideal inalcanzable y darte cuenta de que, con lo que tienes, puedes ser bastantemente feliz... que es todo lo feliz que se puede llegar a ser.

Estoy de acuerdo con él, y al mismo tiempo no puedo estarlo menos, pues echo en falta dos detalles capitales en su discurso:
- Uno (que tal vez sí venga detallado en el libro, no lo sé) es recordar que conformarse con lo que uno tiene no está reñido con la lucha por mejorar; que saber conformarse y ser un conformista de miras mediocres no tienen nada que ver. Porque la vida es una cuesta arriba y nosotros pelotas, y en cuanto nos cansamos de luchar no nos quedamos quietos, sino que nos vamos rodando...
- Y otro (que sí no creo que venga en el libro) es que tener una capacidad de amar infinita sería una tremenda injusticia y fuente de frustración insuperable... sino fuese porque el infinito que la puede colmar plenamente está ahí, al alcance de la mano y esperándonos desde siempre: Dios. La vida sería una mierda enorme si el sentido de la misma, que es ser felices, se nos quedase siempre a medias; si sólo pudiésemos ser "bastante" felices. Entender que la vida carece de sentido si no se articula como una relación personal con Dios repugna y escandaliza a muchos, y parece una utopía irrealizable en el mejor de los casos a tantos otros. A mí el primero, que tantas y tantas veces (lo sabéis vosotros que me veis) desespero y me doy de cabezazos contra la pared. Pero si no tuviese esa certeza última, si no fuese cristiano aunque sea el peor de ellos, sí que estaría rematadamente perdido...

Feliz inicio de Adviento a todos hoy. Ya no queda nada para Navidad :-)

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